Paperback ©2003 | -- |
Sex. Fiction.
Spanish language materials.
Sexo. Novela. slem.
Materiales lectura en idioma espanol. slem.
Capítulo Uno
Érase una vez una prostituta llamada Maria.
Un momento. «Érase una vez» es la mejor manera de comenzaruna historia para niños, mientras que «prostituta» esuna palabra propia del mundo de los adultos. ¿Cómo puedo escribirun libro con esta aparente contradicción inicial? Pero, enfin, como en cada momento de nuestras vidas tenemos un pieen el cuento de hadas y otro en el abismo, vamos a mantenereste comienzo:
Érase una vez una prostituta llamada Maria.
Como todas las prostitutas, había nacido virgen e inocente,y durante su adolescencia había soñado con encontrar al hombre de su vida (rico, guapo, inteligente), casarse (vestida de novia),tener dos hijos (que serían famosos cuando creciesen) y vivir en una bonita casa (con vistas al mar). Su padre era vendedorambulante, su madre costurera, su ciudad en el interiordel Brasil tenía un solo cine, una discoteca, una sucursal bancaria,por eso Maria no dejaba de esperar el día en que su príncipeencantado llegaría sin avisar, arrebataría su corazón, y par-tiríacon él a conquistar el mundo.
Mientras el príncipe encantado no aparecía, lo que le quedaba era soñar. Se enamoró por primera vez a los once años, mientras iba a pie desde su casa hasta la escuela primaria local.El primer día de clase descubrió que no estaba sola en su trayecto:junto a ella caminaba un chico que vivía en el vecindarioy que asistía a clases en el mismo horario. Nunca intercambiaronni una sola palabra, pero Maria empezó a notar que la parteque más le agradaba del día eran aquellos momentos en lacarretera llena de polvo, la sed, el cansancio, el sol en el cenit,el niño andando de prisa, mientras ella se agotaba en el esfuerzopara seguirle el paso.
La escena se repitió durante varios meses; Maria, que detestabaestudiar y no tenía otra distracción en la vida que la televi-sión,empezó a desear que el día pasase rápido, esperando conansiedad volver al colegio y, al contrario que el resto de las niñasde su edad, pensando que los fines de semana eran aburridísimos.Como las horas de un crío son mucho más largas quelas de un adulto, ella sufría mucho, los días se le hacían demasiadolargos porque solamente pasaba diez minutos con el amorde su vida, y miles de horas pensando en él, imaginando lo maravillosoque sería si pudiesen charlar.
Entonces sucedió.
Una mañana, el chico se acercó hasta ella, para pedirle unlápiz prestado. Maria no respondió, mostró un cierto aire deirritación por aquel abordaje inesperado, y apresuró el paso. Sehabía quedado petrificada de miedo al verlo andar hacia ella,sentía pavor de que supiese cuánto lo amaba, cuánto lo esperaba,cómo soñaba con coger su mano, pasar por delante del portalde la escuela y seguir la carretera hasta el final, donde, segúndecían, había una gran ciudad, personajes de la tele, artistas,coches, muchos cines y un sinfín de cosas buenas que hacer.
Durante el resto del día no consiguió concentrarse en la clase,sufriendo por su comportamiento absurdo, pero al mismotiempo aliviada, porque sabía que él también se había fijado enella y que el lápiz no era más que un pretexto para iniciar una conversación, pues cuando se acercó ella notó que llevaba unbolígrafo en el bolsillo. Esperó a la próxima vez y durante aquellanoche, y las noches siguientes, empezó a imaginar las muchasrespuestas que le daría, hasta encontrar la manera oportunade comenzar una historia que no terminase jamás.
Pero no hubo próxima vez; aunque seguían yendo juntos alcolegio, algunas veces Maria varios pasos por delante con un lápizen su mano derecha, otras, andando detrás para poder contemplarlocon ternura, él no volvió a dirigirle la palabra, y ellatuvo que contentarse con amar y sufrir en silencio hasta el finaldel curso.
Durante las interminables vacaciones que siguieron, Mariase despertó una mañana con las piernas bañadas en sangre ypensó que iba a morir. Decidió dejarle una carta diciéndole queél había sido el gran amor de su vida y planeó internarse en laselva para ser devorada por alguno de los dos animales salvajesque atemorizaban a los campesinos de la región: el hombrelobo o la mula sin cabeza. Así, sus padres no sufrirían con sumuerte, pues los pobres mantienen siempre la esperanza independientementede las tragedias que siempre les suceden. Pensaríanque había sido raptada por una familia rica y sin hijos,pero que tal vez volvería un día, en el futuro, llena de gloria yde dinero; mientras, el actual (y eterno) amor de su vida seacordaría de ella para siempre, sufriendo todas las mañanas porno haber vuelto a dirigirle la palabra.
No llegó a escribir la carta, porque su madre entró en elcuarto, vio las sábanas rojas, sonrió y dijo: «Ya eres una mujer,hija mía.»
Maria quiso saber qué relación había entre ser mujer y el hecho de sangrar, pero su madre no supo explicárselo, simplementeafirmó que era normal y que de ahora en adelante tendríaque usar una especie de almohada de muñeca entre laspiernas, durante cuatro o cinco días al mes. Luego preguntó silos hombres usaban algún tubo para evitar que la sangre les corriesepor los pantalones, pero se enteró de que eso sólo les ocurríaa las mujeres.
Maria se quejó a Dios, pero acabó acostumbrándose a lamenstruación. Sin embargo, no conseguía acostumbrarse a la ausenciadel niño y no dejaba de recriminarse por la actitud estúpidade huir de aquello que más deseaba. Un día, antes deempezar las clases, fue hasta la única iglesia de su ciudad y juróante la imagen de San Antonio que tomaría la iniciativa de hablarcon él.
Once Minutos. Copyright © by Paulo Coelho. Reprinted by permission of HarperCollins Publishers, Inc. All rights reserved. Available now wherever books are sold.
Excerpted from Once Minutos: Una Novela by Paulo Coelho
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“El libro lanza un curioso y dulce hechizo”. -Entertainment Weekly
Once minutos cuenta la historia de María, una chica joven de un pueblo de Brazil, cuyo primer inocente encuentro con el amor la deja con el corazón roto. A temprana edad se convence de que nunca encontrará el amor verdadero y, en cambio, cree que “el amor es una cosa terrible que la hará sufrir”. Un encuentro fortuito en Río la lleva a Ginebra, donde sueña con encontrar fama y fortuna, pero termina trabajando como prostituta.
En Ginebra, la desesperanzada perspectiva que tiene sobre el amor se pone a prueba cuando conoce a un pintor joven y guapo. En esta odisea de autodescubrimiento, María debe elegir entre seguir el camino de la oscuridad -el placer sexual por mero gusto- o arriesgar todo para encontrar su propia luz interior y la posibilidad del amor verdadero.
“The book casts a curiously sweet spell.” – Entertainment Weekly
Eleven Minutes tells the story of Maria, a young girl from a Brazilian village whose first innocent brushes with love leave her heartbroken. At a tender age, she becomes convinced that she will never find true love, instead believing that “love is a terrible thing that will make you suffer.” A chance meeting in Rio takes her to Geneva, where she dreams of finding fame and fortune, yet ends up working as a prostitute.
In Geneva, Maria’s despairing view of love is put to the test when she meets a handsome young painter. In this odyssey of self-discovery, Maria must choose between pursuing a path of darkness—sexual pleasure for its own sake—or risking everything to find her own inner light and the possibility of true love.